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Desenredar y cepillar bien el pelo antes de lavar.
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Utilizar agua tibia, ni muy fría ni demasiado caliente.
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Es importante que conozcas tu pelo para saber qué productos usar. Elige siempre usar siempre un shampoo adecuado para tu cabello y cuando lo enjuagues, hazlo con abundante agua.
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No es conveniente aplicar el shampoo directamente sobre el cuero cabelludo, la mejor opción es hacerlo primero en la manos y luego aplicarlo sobre el pelo.
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Realizar el lavado en sentido vertical y no acumularlo en la parte alta de la cabeza, de esta forma si tienes el pelo largo evitaras que se te enrede.
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El lavado fuerte, presionando nuestra cabeza con dedos y uñas daña el cuero cabelludo. Lava tu cabello gentilmente, usando ambas manos y los dedos, pero con cuidado. En lugar de usar tus uñas para ayudar a que el shampoo penetre en el cuero cabelludo usa la yema de los dedos.
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Si tienes el cabello graso, enjuágate con agua fría o templada, ya que, el agua caliente propicia la mayor cantidad de sebo.
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Es recomendable aplicar un baño de crema o mascarilla una vez por semana y elegir la misma de acuerdo a las necesidades de cada tipo de cabello.
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El secado del cabello debe realizarse con una toalla pero sin estrujar demasiado, el cabello húmedo se vuelve muy frágil.
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No es necesario que laves tu cabello todos los días. De esa manera, lo único que logramos es que el cuero cabelludo pierda los aceites naturales que lo protegen y hacen que el pelo luzca naturalmente bello y brillante.
